Londres, 18 dic (PL) Las grandes empresas automovilísticas europeas afectan a América Latina con sus medidas de recortes y austeridad, dedicadas principalmente a ganar más dinero, o resolver entuertos, como es el actual caso de la alemana Volkswagen.
En esa cuerda, la firma automotriz anunció 30 mil despidos en todo el mundo debido a sus planes de reajustes que tienen un fuerte impacto en el hemisferio occidental.
De ahí que los daños ocasionados por el llamado Dieselgate también lleguen a Latinoamérica con malas noticias sobre todo para las sucursales de le empresa germana en Argentina y Brasil.
La firma automotriz alemana experimentó un doloroso proceso de ajuste luego del escándalo en que se vio envuelta en Estados Unidos el año pasado. Resultó un severo golpe para la compañía debido a la alteración de los resultados de las pruebas de emisiones contaminantes en sus vehículos de motores diesel (Dieselgate).
VW aceptó pagar 15 mil millones de dólares en un acuerdo con autoridades estadounidenses, y a los dueños de cerca de 500 mil autos en ese país.
Sin embargo, la firma intentó recientemente hacer borrón y cuenta nueva, al presentar un ambicioso plan de modernización, el mayor de su tipo en toda la historia de Volkswagen.
El proyecto busca rejuvenecer la marca y diseñar nuevos autos eléctricos, entre otros avances tecnológicos, pero el problema es que la restructuración implica también la eliminación de 30 mil de los 610 mil puestos de trabajo que la empresa genera en 32 países de todo el mundo.
Los analistas, en tal caso temen que una buena parte del sacrificio laboral esté localizado en filiales suramericanas de la empresa.
El día en que se anunció el plan de modernización (18 de noviembre pasado), la firma indicó que la restructuración afectaría a las operaciones de la empresa en Argentina y Brasil, sin dar mayores detalles del proceso.
Volkswagen señaló oportunamente que 23 mil plazas de trabajadores en Alemania se recortarán en los próximos años, al no nombrarse reemplazo para trabajadores que se retiran, sumado a otros mecanismos que eviten recurrir a salidas forzosas de empleados.
El medio estatal televisivo alemán Deutsche Welle anunció ese mismo 18 de noviembre, al citar a Volkswagen Brasil, que en los próximos cinco años la firma suprimiría otros cinco mil puestos de trabajo en Brasil, y dos mil en Argentina, países que por demás atraviesan ahora por una complicada situación político-económica.
Eduardo Fracchia, profesor de economía en el IAE Business school, escuela de negocios argentina, recuerda que el contexto recesivo impulsado por Brasil se traduce en un mercado (el argentino) de 600 mil vehículos cuando fue de un millón en el 2013.
Volkswagen tiene en la actualidad cerca de seis mil trabajadores en Argentina, en dos plantas ubicadas en General Pacheco, Buenos Aires, y Santa Isabel, Córdoba.
Mientras, en Brasil, Volkswagen tiene desde 1959 una planta en Sao Bernardo do Campo, una localidad industrial en Sao Paulo, así como otras instalaciones que emplean en total cerca de 20 mil personas.
Con estos datos a cuestas, es muy fácil deducir que el impacto del problema de VW apunte directamente a Latinoamérica, y en particular a Brasil y Argentina. En esos lugares, los economistas auguran problemas serios del mercado laboral, sobre todo el vinculado con la industria automotriz, y en particular con la firma alemana.